La calle de la Cruz se encuentra dentro del casco histórico de Ricla. Comenzada a habitar a partir de la llegada de los nuevos pobladores llamados a Ricla después de la expulsión de los moriscos en 1610, lo primero que llama nuestra atención es la morfología urbana de esta villa. La calle recibió este nombre de sus primeros vecinos, que adoptaron deliberadamente la cruz como seña de identidad de un barrio donde no habían vivido musulmanes. Esta cruz de piedra de sillar se encontraba situada al principio en medio de la calle, para luego ser situada a un lado de la misma y posteriormente ser sustituida por la actual de forja y en la misma ubicación. En fechas mucho más recientes, esta cruz adquirió otro significado diferente, como rito funerario. Al fallecer un miembro de la comunidad, una vez celebrada la misa, la población acompañaba al féretro hasta la cruz, lugar donde se rezaban las últimas oraciones y se despedía al difunto para ser enterrado. Es una vía cuyo trazado sureste-noroeste se debe a que se encuentra encajonada bajo las peñas en las que se levantan los restos del castillo y frente al mismo la presencia de la denominada acequia Principal. Estas características marcarán el carácter sociológico y el diseño más o menos recto sin bocacalles y comunicándose únicamente por sus extremos; por el sureste con la calle Frisleva y por el noreste con la calle Arrabal y la plaza Taberna Vieja. Es ésta la única arteria, junto con la calle Frisleva, que en el contexto urbano de Ricla todavía conserva una jerarquía social de la vivienda. Así los inmuebles del lado derecho los podemos calificar como casas principales o señoriales, frente a las más modestas del lado izquierdo. Estas casas principales, además de organizar amplias y sobrias fachadas de varias alturas, están provistas de huerto-jardín y cuadras en la trasera, a las que se puede acceder desde la calle.
