La iglesia de la Asunción de Nuestra Señora de Ricla, antiguamente bajo la advocación de Nuestra Señora de Mediavilla, se levanta en el centro del núcleo urbano. Se trata de un templo proyectado a finales del siglo XIV, sabemos que los representantes municipales de la localidad habían iniciado los trámites para construir una nueva iglesia ya a finales del siglo XIV. De hecho, a finales de noviembre de 1390 consiguieron, para este fin, el permiso para utilizar los frutos que pudieran obtener de la primicia parroquial a lo largo de veinte años.
La construcción del templo mudéjar se realizó en tres etapas: a principios del siglo XV se levantó el ábside y el primer tramo de la nave; ya entrado el siglo XVI se amplió con un segundo tramo de grandes proporciones y dos capillas, y se edificó la torre mudéjar; y en el siglo XVIII, se amplió con la Capilla de la Magdalena hacia 1720, se decoró el interior. Finalmente, en el año de 1773 se abre el actual pórtico de entrada de estilo neoclasicista, con dos columnas clasicistas en los laterales, terminadas en capiteles corintios sobre los que apea un friso en el que figuraba, hasta hace unos años en que se desprendió la parte correspondiente al año, la fecha “Año 1773”. Se remata con un frontón triangular.
El exterior la iglesia se presenta como un bloque uniforme de ladrillo, del que únicamente sobresale la capilla barroca de la Magdalena. Que el templo es obra de dos etapas constructivas se muestra de forma evidente cuando observamos las fachadas laterales, donde se aprecia perfectamente la delimitación entre ambas.
En su interior contiene importantes retablos. El retablo mayor fue realizado entre 1688 y 1692, por Francisco de Asta. La talla de madera policromada de la Virgen y las esculturas en madera policromada de San Francisco de Asís, San Juan Bautista, San Isidro y San Bartolomé, de este retablo, son del siglo XVII y al parecer se realizaron en el taller zaragozano de Manuel Ramírez. Uno de los retablos más importantes es el de la Virgen del Rosario, de fines del XVI, atribuido al taller del importante escultor Damián Forment. Otros retablos del siglo XVIII, de menor interés, son los de San Miguel, Santa Ana, la Virgen y el Niño, y el del Santo Cristo.
Otros bienes a destacar son la Virgen de Media Villa, una talla dorada y policromada de finales del siglo XV y un órgano de la segunda mitad del siglo XVIII y con decoración rococó.
La iglesia fue declarada Monumento Nacional el 3 de junio de 1931, y Bien de Interés Cultural el 30 de noviembre de 2001.
